“La vida tiene sentido
bajo cualquier circunstancia y cada uno tenemos la capacidad y el deber de
encontrarlo.” Víctor Frankl
La Junta de Apoyo del día
19 de julio fue brindada por la amiga entrañable de la Asociación Mexicana de
la Enfermedad de Huntington, María Antonieta Sunderland. La maestra, quien se
encuentra realizando una investigación con respecto a la logoterapia y la
Enfermedad de Huntington, nos brindó durante una hora los conceptos
fundamentales para reconocer este tipo de terapia que, según dijo la maestra
Sunderland, es la tercer escuela psicológica más importante.
Víctor Frankl es el
iniciador de la logoterapia, que es
recuperar el camino de la vida ante la pérdida de sentido. Vivía en Europa al
inicio de la Segunda Guerra Mundial, se ve puesto en una disyuntiva: salir para
los Estados Unidos y salvarse pero dejar a su familia atrás o quedarse y luchar
al nazismo pero al lado de su familia.
La escuela psicológica de
Frankl surge posteriormente a la guerra, debido a la conjunción de dos
elementos: la experiencia colectiva extrema para el ser humano que es la guerra
junto a la experiencia individual como médico que Frankl previamente tenía.
Ambos elementos descubrieron para él cómo en la vida del ser humano ha sido trastocado
el sentido de las cosas.
Toma “logos” del alemán
que significa sentido; por ello, es la terapia del sentido. La escuela de
Frankl se funda en el análisis transacional, que identifica al ser humano como
singular, finito y digno. Estas tres cualidades no se pueden perder ya que son
intrínsecas a cada persona, no importando el contexto en que la vida se
desarrolle. Por ello, el ser humano debe aprender a vivir el presente, contando
con la fortaleza de las tres cualidades.
La logoterapia es un
método de tratamiento a la parte espiritual del ser humano. Se desarrolla a
través del diálogo abierto entre el terapeuta y el paciente: ambos aprenden. La
libertad es la expresión, mientras que la dignidad es la construcción con que
se erige.
La logoterapia, al enfocarse
en los momentos de transición del ser humano, aborda el
concepto de “crisis” para enfrentarlo y superarlo. Establece que las crisis son
reales, son inevitables y componen momentos de la vida del individuo. Esta
terapia se aboca en demostrarle a cada persona cómo lidiar las crisis al
comprender que la vida continúa, evitando de esta manera la desesperanza.
Como las crisis son
momentos inevitables, ellas representan sufrimiento, que es sacrificio. Sin
embargo, cuando un ser humano supera la crisis, madura y aprende de sí mismo.
Por eso, tiene el compromiso por encontrar el sentido de la vida en él mismo.
Las áreas de la
logoterapia son:
1) Los tres valores: creación, actitud y experiencia. La creación se encuentra en lo cotidiano,
en las actividades que desarrollamos todos los días y la forma en que lo
hacemos: brindarle a los demás herramientas de desarrollo. Por ejemplo, un
enfermo de Huntington se sentirá impotente por formar parte de la vida, sin
embargo, si se le da una tarea o se establece un diálogo con él, se sentirá
importante, que su vida tiene todavía sentido en la sociedad. El segundo es la actitud, que representa cómo nos
acercaremos a los pacientes, es el “hacer” ante la vida. Lo que se busca es
encontrar el sentido al sufrimiento para transformar una tragedia personal en
un triunfo. Por último es la experiencia,
que representa el conocimiento adquirido y el “saber” que para ayudar también
hay que saber recibir, y qué se hace con lo recibido.
2) La triada trágica: son las actitudes que todo ser humano
experimenta, por lo que no se puede evitarlos, sin embargo, sí se tiene la
capacidad de superarlos y aprender de ellos. El primero es el sufrimiento/dolor, que es indudable que
durante la vida surjan; el segundo es la culpa,
que proviene de un acto que creemos no hicimos bien, cuando su contrario es la
responsabilidad a tomar acciones; por último, el tercero es la muerte, ante la cual aprendemos a darle
sentido como la parte de un todo.
3) Búsqueda de
sentido: durante nuestra vida nos encontramos tanto con los tres valores ya
nombrados como con la triada trágica. Así, la psicología de Frankl se centra en
cómo darle sentido a cada actitud y acciones resultante del transcurso de
nuestra vida. Su principal argumento se basa en saber que cada acto tiene un
significado que nos permite transformarlo en algo útil a pesar que nos parezca tediosa
la rutina que vivimos.
Así, cuando se le da
sentido a los actos que nos acontecen es cuando se comienza a autotrascender. La
autotrascendencia significa
encontrar los significados profundos de cada pensamiento o acto que se
encuentra enmarcado en el contexto de la vida social; al momento de profundizar
en ellos la comprensión de nuestra vida como transitoria nos permite combatir
la triada trágica con mayores herramientas.
La autotrascendenca es
inherente al ser humano, todos la hacemos. Entonces la pregunta es: ¿los actos
los hacemos para bien o para mal? Los actos son quienes a final de cuentas le
dan sentido a nuestra vida, por lo tanto, deben estar encaminados a solventar
los problemas sociales. Y la única manera de transmitirlos es el diálogo: se
tiene que pensar que la muerte no elimina a la persona, ya que al recordarlo se
lo trasciende.
Por último, la maestra
Sunderland se abocó a hablar del concepto de autodistanciamiento, que significa ver desde afuera la problemática
para tener otra perspectiva. Se busca relacionarse con el “otro”, aquel que
tenemos enfrente para enfocar toda la energía en su problema, de esta manera,
nosotros estaremos alejándonos de nuestra problemática, dando el suficiente
espacio para reflexionar sobre ambos.
Al terminar la sesión, la
maestra Sunderland recordó puntualmente: ante todos los obstáculos que se nos
presenten hay que darles la vuelta a través del humor, que siempre nos sirve
para salir adelante.
Agradecemos a los
asistentes a la Junta de Apoyo y a la ponente de este día.
¡Los esperamos el próximo
mes para que nos acompañen en las pláticas en la AMEH!